lunes, 28 de febrero de 2011

¿Irse o quedarse en México? (Carta de Lydia Cacho –primera de dos partes-)

Feminalia
Respuestas de Lydia Cacho: Asilo Político.

“Hace unos días me entrevistó el corresponsal de la agencia de noticias EFE, durante nuestra charla me preguntó hasta dónde, hasta cuándo seguiré dando la batalla. Entre mis respuestas le comenté sobre varias reuniones con personajes internacionales que miran a nuestra patria, México, con ojos de asombro y cariño a la vez. El año antepasado la revista Yo Dona de España me otorgó un premio de Derechos Humanos y Periodismo, lo recibí de una mujer a quien admiro profundamente: María Teresa Fernández de la Vega Sanz, la Vicepresidenta de España. Ella conocía bien el caso (el de los  pederastas y pornografía infantil y por ende el del dúo dinámico del coscorrón contra mí: Mario Marín-Kamel Nacif).

Luego de entregarme el premio, la vicepresidenta, en una charla emotiva me ofreció con toda seriedad que en caso de que yo lo considerara conveniente, bastaría con buscarla para solicitar asilo político en España para seguir trabajando sin miedo a perder la vida. Le agradecí infinitamente su oferta, en especial porque en aquel entonces no había ganado la batalla legal a Kamel Nacif y pendía sobre mi cabeza la posibilidad de pasar cuatro años en prisión por haber escrito "Los demonios del edén: el poder detrás de la pornografía infantil".


El año pasado, luego de una charla con diplomáticos representantes de varios países de la Comunidad Económica Europea, recibí un ofrecimiento del gobierno francés. Dado que mi madre nació en Lyon, yo automáticamente puedo adquirir la nacionalidad gala, y con ello salir de México para protegerme de la venganza de las mafias criminales a quienes retraté con mi trabajo periodístico y a quienes he intentado llevar ante tribunales.


Luego de los múltiples llamados de Amnistía Internacional, de Human Rights Watch y otros organismos internacionales, gente del Departamento de Estado norteamericano me hizo el mismo ofrecimiento. Hace un par de semanas una extraordinaria mujer, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Louise Arbour, me citó en un hotel de la Ciudad de México para charlar sobre mi caso durante 20 minutos.


En realidad estaba perfectamente enterada de todo, simplemente me pidió que le explicara qué había sucedido en la Suprema Corte de Justicia mexicana. Esta mujer de mirada dulce ha sido Fiscal en Jefe para crímenes de guerra del Tribunal Penal Internacional para Ruanda y del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia. Actualmente es jueza de la Suprema Corte de su país (Canadá).


¿Cómo explicarle los seis votos de la Corte a favor de Mario Marín a una experta en leyes? Sería soberbio de mi parte intentarlo. Ella conoce las llamadas telefónicas entre el "Gober precioso" y Kamel Nacif, también las de Nacif y el pederasta Succar Kuri, por lo tanto su pregunta era retórica, en realidad lo que me pidió fue que compartiera mi hipótesis de lo que está detrás de los seis votos que avalan la impunidad a redes de pederastas y los cuatro votos que nos dan esperanza.


Cuando le dije que éste es un caso de las y los mexicanos, no de Lydia Cacho, y por eso no me rendiría, me ofreció ayuda para entablar las denuncias en tribunales internacionales, al despedirnos con un abrazo me ofreció -en caso de sentirme insegura- la asistencia para exiliarme.


He recibido cientos de correos, algunos me piden que me vaya del país y otros me dicen que me quede, que no me raje, que no estoy sola. Los leo todos, y quisiera tener el tiempo para responder a cada persona que se tomó el tiempo de escribirme, de compartir sus preocupaciones, o sus propias experiencias con la justicia mexicana”. (Continuará...)

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