jueves, 15 de diciembre de 2011

instantes Políticos Unión 960

Alberto Pulido A.

Ante las críticas se necesitan explicaciones y no sólo rabietas

El gobierno federal, en las últimas semanas, ha estado sometido a una serie de duras y ásperas críticas hacia sus gestiones y prácticas políticas. Ahora vinieron desde los ámbitos de la literatura, con los comentarios muy puntillosos y subidos de tono que formuló el escritor mexicano de origen colombiano, Fernando Vallejo, que al momento de recibir en Guadalajara, Jalisco, el Premio Lenguas Romances que le otorgó la Feria Internacional del Libro (FIL) llegó a calificar al sistema político mexicano y a Felipe Calderón como “un hombre indigno del puesto que ocupa.
     Él no puede presidir el destino de 110 millones de personas porque no es nadie. No ha hecho nada por México. Es un vivo de la política… Él y su antecesor, Vicente Fox, se apoderaron de un partido limpio, que era el PAN, de sus posibilidades electorales, y dejaron impunes todos los delitos, todo el saqueo del PRI…”
     A esta andanada de señalamientos se han sumado las expresadas por otros organismos internacionales del ramo de la defensa de derechos humanos y otros más de corte neoliberal como los provenientes desde la OCDE, que ha señalado fracasos gubernamentales como las declinaciones en índices del otorgamiento de educación de calidad, creación de empleos bien remunerados, perdidas del poder adquisitivo de los trabajadores mexicanos, etcétera.
    Y como respuesta a todo esto solo se han vertido por el gobierno puras justificaciones y reiteraciones a la línea económica neoliberal que ha seguido. La realidad es que, por marcar algunos ejemplos, la violencia generada por la llamada “guerra gubernamental contra el crimen organizado” no ha disminuido y sí, por el contrario, ha creado mucha zozobra entre la población; la recuperación y creación de nuevos empleos bien remunerados no se ha sentido por los de a pie; el poder adquisitivo del salario cada vez va más a la baja y no ha recuperado sensiblemente lo históricamente perdido y peor aún no ha generado los puestos laborales que año con año demandan los jóvenes que desean incorporarse al mercado laboral.
     Es muy fácil zafarse de las responsabilidades que se adquieren como gobernantes y más si éstas no vienen funcionando, como es el caso mexicano, donde se insiste en seguir al pie de la letra una serie de lineamientos provenientes de organismos económicos internacionales, que hoy por ejemplo tienen en vilo a varias economías de países de la Comunidad Europea y en etapa de pre recesión a la economía de los Estados Unidos.
     Lejos de asumir responsabilidades y rectificar rumbos, el gobierno federal insiste en llevar hasta las últimas consecuencias sus políticas contrarias a los intereses de la mayoría de los mexicanos, como son sus propuestas de reformar la Ley Federal del Trabajo; a través de estas se pretende legalizar el abaratamiento laboral mediante el impulso de trabajos temporales con el otorgamiento mínimo o de plano ausentes de prestaciones.
     Esto no es nuevo en nuestro país, ya se lleva a cabo, pero hoy el gobierno pretende elevar esa práctica a la ley, con lo cual las expectativas laborales de los trabajadores se dejaran en manos de los patrones, y ya no de los gremios a los cuales se pretende dejar fuera de la jugada en la defensa de los contratos colectivos; la nueva moda deberá ser el trato laboral cara a cara entre trabajadores en lo individual con los representantes patronales.
     Ese es el rostro que ofrece el gobierno federal y el cual consideramos, si es que se aprueba, que a todas luces se convertirá en un retroceso laboral que atentará inclusive contra los derechos humanos y en particular contra el derecho que tiene cualquier individuo de contar con un trabajo seguro, adicionado de prestaciones y bien remunerado.
     Es por eso que desde el STUNAM hemos rechazado y seguiremos rechazando las pretensiones gubernamentales y del poder legislativo de reformar el mundo laboral en detrimento de los trabajadores.

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