martes, 19 de junio de 2012

DESPLEGADO PUBLICADO EN LA REVISTA PROCESO No. 1859 DEL DÍA 17 DE JUNIO DE 2012

El STUNAM acordó llamar a votar a sus afiliados de manera razonada por los candidatos de la Izquierda

A los universitarios,
A la opinión pública,
Consideramos que la crisis que padecemos actualmente es de índole estructural y se manifiesta en varias dimensiones; en la vida económica, política, social, cultural y medioambiental. Que el modelo económico neoliberal únicamente ha consolidado a las corporaciones internacionales y al capital financiero. Y que este modelo sólo ha beneficiado al uno por ciento de la población. Esta realidad trae consigo que los hombres y las mujeres no puedan vivir pacíficamente, ni las mayorías que se debaten en la violencia, la desesperación y la miseria.
Los pueblos menos beneficiados forman la mayor parte de la población mundial y reclaman su derecho a vivir en libertad, en paz y a disfrutar de los beneficios de la civilización. Si no se atienden sus justas demandas entrarán en un ciclo de convulsión social de consecuencias difíciles de prever. También en los países desarrollados hay exigencias colectivas que evidencian los estragos del sistema capitalista sobre los principales aspectos de la vida social. La solución no estriba en otorgar ayudas parciales o mínimas para resolver estos problemas, ni para aliviar las tensiones nacionales e internacionales.
En cada país deberán emprenderse reformas de fondo; ha llegado el momento de observar la situación en toda su magnitud, por lo que es indispensable actuar en un frente común de carácter internacional, a fin de luchar para que impere la distribución equitativa de la riqueza y la justicia social, lo mismo en el interior de cada país que en el plano más general del mundo.
La pretensión de insistir en una fórmula de corte neoliberal ante la actual crisis del capitalismo de libre mercado ya no puede ser la solución a los problemas económicos, políticos, sociales, medioambientales y culturales. Menos aún el dominio de una minoría sobre la mayoría. Tampoco puede mantenerse el enorme desequilibrio que existe entre las naciones ricas y las naciones pobres que luchan por su desarrollo autónomo. Es necesario revisar todo, desde sus fundamentos teóricos y prácticos, para así arribar a la construcción de un nuevo régimen económico, social, político y cultural abocado al bienestar de todos los seres humanos.
En México, desde los años ochenta han prevalecido diversos gobiernos federales que, de manera ortodoxa, aplicaron las políticas dictadas por los organismos financieros internacionales, imponiendo privatizaciones de la banca y de empresas públicas estratégicas, disminuyendo sensiblemente los presupuestos en las áreas de servicios públicos, entre éstos, la educación pública y la salud; sacrificando los ingresos de la mayoría de mexicanos y promoviendo que un puñado de empresarios se enriquezca de manera escandalosa, con empresas que los gobiernos les vendieron a precios de regalo, en áreas estratégicas como las telecomunicaciones, televisión, siderurgia, entre otras, que concentraron la riqueza en pocas manos.
Hoy, la mayoría de los mexicanos padecemos los efectos de la crisis económica, la cual ya se ha convertido en crisis política, medioambiental, de seguridad pública y educativa, condenando a nuestro país a estancarse en muy bajos índices de crecimiento económico.
Hasta ahora no se han generado las suficientes fuentes de empleo estable y bien remunerado y, por el contrario, se ha incrementado el desempleo y el trabajo informal, así como la migración de compatriotas que padecen la pobreza y la miseria. La ausencia de una política educativa integral ha generado un deficiente desempeño escolar de nuestros niños y jóvenes; la deforestación y la pérdida de biodiversidad han degradado nuestro medio ambiente; la inseguridad y la equivocada estrategia que el gobierno viene sosteniendo en contra el crimen organizado ha ocasionado decenas de miles de muertos, la gran mayoría de ellos jóvenes.
Hoy en día, nos encontramos ante la posibilidad de un cambio profundo y decisivo en la historia de la humanidad. Esta perspectiva sólo será posible en la medida en que se construya un Frente Amplio Social, con una propuesta alternativa al llamado modelo económico neoliberal. Un programa que reivindique la defensa de la soberanía nacional y los principios de la libre autodeterminación de los pueblos, así como la no injerencia en la vida interna de las naciones.
Un programa que demande la nacionalización de los recursos y bienes estratégicos de los países, en la perspectiva de elevar las condiciones y el nivel de vida de toda la población; se requiere de una auténtica reforma hacendaria, que establezca ampliar la base gravable bajo el principio de que contribuyan más quienes mayores ingresos obtengan; evitar la elusión, la evasión y la morosidad fiscal, sobre todo de las grandes empresas nacionales y transnacionales.
Dicha reforma fiscal y tributaria de carácter progresivo, debe tener como objetivo obtener recursos por la vía de los impuestos directos a las rentas, el patrimonio y las transacciones financieras para mejorar la distribución de la riqueza y financiar la reconstrucción de las cadenas productivas nacionales. Asimismo, la banca de desarrollo debe ser un motor para la reindustrialización del país, a partir de la generación de recursos económicos, financieros y de crédito con bajos intereses, así como la reinstauración del encaje legal, de tal forma que la política recaudatoria no dependa exclusivamente de los ingresos e impuestos derivados de la exploración, extracción y refinamiento del petróleo.
Es necesario impulsar el desarrollo de la agricultura a partir de apoyos científicos y tecnológicos que la hagan altamente productiva; así como el fortalecimiento de la economía real del país, generadora de empleos estables, remunerados y con protección social que, desde luego, mejore las condiciones de vida de la clase obrera.
También requerimos de una reforma energética capaz de generar fuentes alternas de energía como la solar y la eólica; del apoyo y fortalecimiento del sector terciario de la economía, incrementando el gasto hacia los servicios de seguridad social, en la perspectiva de lograr un sistema universal como responsabilidad del Estado hacia toda la población; también el establecimiento de una política estatal que fortalezca la educación básica, la educación media superior y superior públicas.
Igualmente, necesitamos la construcción de vivienda digna, accesible a los grupos sociales más desprotegidos; ampliación de las vías de comunicación y transportes, que consideren el restablecimiento de empresas como Ferrocarriles Nacionales, fortalecer las líneas aéreas nacionales, así como la creación de una moderna flota marítima mercante; la asignación de un porcentaje suficiente del Producto Interno Bruto (PIB) dirigido al desarrollo de ciencia básica y tecnología, en la perspectiva de generar las condiciones que permitan hacer de nuestro México una nación auténticamente independiente.
Este ha sido el contexto económico en que se han llevado a cabo desde el año 2000 los distintos procesos electorales; en ellos ha prevalecido que los diversos contendientes gasten más de lo estipulado por la legislación electoral, que realicen campañas anticipadas, se pervierta el uso de recursos públicos y de las políticas sociales; que crezcan las ya de por sí muy altas prerrogativas a los partidos políticos, se produzca una mínima diferenciación entre sus ofertas políticas y las campañas se basen mas en mensajes publicitarios, ataques personales, y cada vez menos en el debate de las ideas y de propuestas programáticas.
Además, se intimida y desprestigia, por parte de los medios de comunicación masiva y los poderes fácticos, a las autoridades electorales, a candidatos que no son de sus preferencias, a los movimientos ciudadanos y las protestas de estudiantes que recientemente se han manifestado en contra de las formas del quehacer político por parte de la elite política y de los monopolios de las telecomunicaciones, que están cada vez más alejados de las necesidades e intereses de la ciudadanía.
A pesar de esas fallas, las contiendas electorales son un espacio a ser reconquistado por los ciudadanos. Debemos ser capaces de potenciar el sufragio en las luchas de los trabajadores, transformando los agravios sufridos por las crisis en banderas de lucha y en acciones contundentes, para que ejerzan sus derechos políticos plenos, señalando y castigando a los gobiernos y partidos que no cumplen con sus promesas de campaña, y vetar a los candidatos al servicio de los poderes fácticos y del capital financiero internacional. La arena electoral debe utilizarse para el debate y la confrontación de ideas y de auténticas plataformas políticas, que promuevan propuestas y alternativas a la actual situación de pobreza en que vivimos la mayoría de mexicanos.
En esta perspectiva, y sin pretender limitarnos solamente a la coyuntura electoral, el movimiento sindical debe construir una opción político-social sin subordinarse ante proyectos gubernamentales, partidarios o de caudillos. Es menester fortalecer las propuestas desde la perspectiva de los trabajadores, con un perfil político propio, a partir del ejercicio de nuestra autonomía e independencia sindical y, así, conformar una fuerza político social con capacidad de construir una nueva mayoría en torno de un programa de reformas de gran visión.
Los trabajadores universitarios somos realistas y con responsabilidad propusimos la discusión nacional de una Agenda Social, cuyo contenido publicamos el pasado 27 de marzo en el desplegado “Cambiar el Rumbo ante los riesgos de polarización política y de crisis social”, a través de la cual estamos proponiendo una serie de alternativas que nos lleven a construir el anhelado cambio de rumbo para nuestro país.
También hemos propuesto a los candidatos y partidos políticos que, en el ámbito de las campañas electorales federales, se realicen discusiones en torno a nuestras propuestas, de manera clara, respetuosa y abierta, en todo momento de cara a la Nación.
Los sindicalistas universitarios estamos impulsando la construcción de una fuerza social propia, independiente del gobierno y de los partidos políticos, que garantice los derechos de los trabajadores y las libertades democráticas; construir las convergencias necesarias de los movimientos sociales emergentes, para lograr la vinculación de la izquierda social y política, con capacidad de poder, para abrirle cauce a las demandas y necesidades de la sociedad civil, es decir, los trabajadores del campo y la ciudad, los jóvenes, las mujeres, los pequeños y medianos empresarios.
Por todo lo expuesto, llamamos a reivindicar la lucha política de los ciudadanos para conformar un gran movimiento social a partir de la creación de un polo social y democrático.
Partiendo de nuestra declaración de principios, los trabajadores académicos y administrativos afiliados al STUNAM reivindicamos nuestra independencia ideológica, política y orgánica de los gobiernos, los patrones, los partidos y de las iglesias; asimismo, defendemos el derecho individual de nuestros agremiados a pertenecer al partido político de su preferencia o no pertenecer a ninguno. Más la independencia sindical no implica neutralidad o apoliticismo.
Por lo tanto, manifestamos que, con base en los análisis expresados, el pasado día 25 de mayo el Consejo General de Representantes de nuestra organización sindical acordó, por una amplia mayoría y con solo 15 votos en contra, llamar a nuestros afiliados a votar de manera razonada por los candidatos de izquierda e invitamos a éstos a que de manera clara asuman sus compromisos con el cambio de rumbo que requiere nuestro país y con el contenido de la agenda social que nuestra organización sindical ha planteado.
A T E N T A M E N T E
“Unidos Venceremos”
MEXICO D.F., 25 DE MAYO DEL 2012
CONSEJO GENERAL DE REPRESENTANTES DEL STUNAM
 
Responsables de la publicación: Agustín Rodríguez Fuentes y Alberto Pulido Aranda, Secretarios General y de Prensa y Propaganda del STUNAM.

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