miércoles, 13 de junio de 2012

FCA, ¿Facultad, Centro de Reclusión o Big Brother?

César Enrique Benítez Joyner.- En días pasados hice un paseo por una Facultad vecina, en la que según los delegados académicos de nuestro sindicato de institución todo está de maravilla, no ocurre nada fuera de lo común. En pocas palabras, todo va muy bien, tanto que desean ocupar el lugar vacío de un compañero de lucha dentro de nuestro Comité Ejecutivo.
     Pero, en la realidad, sólo están en la búsqueda de logros personales e individuales debido a que omiten las solicitudes de nuestros afiliados, no dan luz de su presencia en sus feudos, y al parecer han entrado al jueguito con las autoridades permitiendo atropellos e injusticias hacia la comunidad académica de la Facultad de Contaduría y Administración, olvidando su función primordial que es la defensa de los derechos laborales de nuestros afiliados al STUNAM.
     El nombre o los nombres de los mismos son de todos conocidos; pero, regresando a aquel paseo por la FCA observé cosas curiosas en sus pasillos, grandes pantallas de última generación desplegando información sobre las materias que estaban siendo impartidas según los horarios y los salones en las instalaciones de la misma. Un detalle interesante llamó mi atención: indicaba la hora de registro de cada profesor, asimismo, estudiantes de la misma se acercaron y al ver que su profesor había llegado, echaron a correr hacia su salón para tomar su respectiva clase.
     En los pasillos vemos a los estudiantes demasiado tranquilos y relajados tomando un café, un refresco o una torta, como en la hora del recreo, mientras preguntando por la sala de profesores aparecen a mi paso catedráticos apresurados, que sólo cruzan una frases sueltas, siendo a uno de ellos al que le pregunté por la sala donde se reúnen los profesores antes de su clase y me indicó adónde dirigirme.
     Esta sala es totalmente una caja de cristal, donde el más ligero movimiento es perceptible, donde la entrada es tal como si llegáramos a una caseta de cobro de autopista con tres sendos taches dibujados por luces led color rojo, donde indican la localización de los sensores de huellas dactilares con luz verde, siendo así el registro de asistencia de cada académico. Sabemos que éstos deben solo firmar su registro de asistencia en una tarjeta sin reloj checador. Y no sólo esto, hay presencia de cámaras de circuito cerrado de televisión, como los empleados en el reality show de Big Brother, en la misma sala de profesores. ¿Acaso contratan delincuentes o es una prisión de cristal? O bien, ¿juegan al vouyerismo?
     En la sala, si un@ académic@ requiere hacer uso de los sanitarios expresamente instalados para ell@s, requiere tener la tarjeta de entrada al estacionamiento; en caso de no tener auto, no puede acceder a los mismos. ¿Es esto acaso un acto de discriminación? O bien ¿un acto de omisión? Porque el trato que dan las personas que atienden esta sala deja mucho que desear en cuanto a su calidad humana y a su falta de criterio, ya que lo cotidiano es el abuso y mal trato a los usuarios de la  misma.
     Esta política humanitaria que se da en FCA Campus CU de nuestra Máxima Casa de Estudios, ¿será un experimento para su implementación en todas las facultades? ¿El exceso de preparación segará el sentido común y elimina el trato humano de quien dirige esta pseudofacultad? Reflexionen, porque no lo permitiremos.

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